y encontraré la estación del cielo para escucharte.
Volará tu voz con celeste acento para sentirte.
Estarás junto y una sonrisa despertarás en mi alma.
Y escucharemos una de tus canciones de antes.
Y una de los Beatles me negaré a cantarte,
Para que esta vez, de mi vieja música, tu parecer no digas
Pero hablarás fluido de la vida que es bella,
Y no perderé palabra porque donde estás la vida es plena.
No te extrañaré con la mirada triste,
Mas algunos días…a través de tu alma, yo estaré mirando.
Sintonizaré tu voz en mis plegarias,
para que nuestra amistad trascienda estas barreras,
que juegan entre el tiempo y la eternidad,
entre el límite de mi mortal y el inmortal de tu alma en Dios.
Y dile a tu Padre, a Nuestro Dios del cielo,
que te de un permiso para crear y recrear conmigo,
desde tu cabina “Al Aire”, desde el Cielo abierto;
Difícil no será … tan sólo una sonrisa tuya lo convencerá.
Lina, reposa tu frente en el seno de María,
Háblale de este amigo tuyo, ministro de su Hijo,
Y hazme poco a poco un favor del cielo…
Para trabajar conmigo... todavía en la tierra…
(P. Víctor Ricardo)
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